8. RONO WASAP
Rono se encuentra con el escribano Gantz en la calle y le cuenta que estubo mucho tiempo enfermo, que no tenía dónde ir, que no tenía dónde quedarse, que no tenía dónde estar, que no tenía ni idea de lo que estaba hablando...
El escribano lo escuchó pacientemente, y luego se alejó, apurado.
- Nos vemos -se despidió Gantz- mandáme un wasap.
- ¿Cómo? -gritó Rono- ¿Un qué?
- Bajate la app en tu celular -terminó el escribano desde ya varios metros de distancia de Rono.
Ahora, Rono se quedó un instante parado mirando... un gorrión que picoteaba el asfalto. No le dio importancia. Pensó rápido...
A los 24 minutos dejó el pensamiento y metió su mano en el bolsillo. Sacó un billete de 100 pesos, otro de 4, uruguayo, una moneda canadiense, un boleto capicúa de 1981, línea 2, Centro-Rodeo de la Cruz, alimento para pájaros... ¡ahí recordó el gorrión!, fue a ver si estaba todavía. Estaba. Le arrojó un poco de alimento. El gorrión observó a Rono ladeando la cabeza nerviosamente a lo pájaro.
- Wasap -pió el ave.
Rono quedó de una pieza.
- Wasap -repitió Rono.
- Pí. Choto. Pí -dijo el gorrón y se alejó ffrrrrrrrrrr...
Rono quedó con lo del wasap, ¿qué mierda es eso laputamadrechenosénadahoy?
Volvió a su casa. No la encontró. Volvió de nuevo. Ni rastro. Se alejó caminando por la vereda en la tarde anaranjada de un lunes en el centro.
Una señora le pidió el asiento.
- ¿Qué asiento? ¡voy por la calle!
- Disculpe -dijo la señora.
- No importa. Wasap -respondió Rono comprensivo.
Su celular emitió un sonido acuático. Rono pensó que estaba transpirando el aparato. Lo observó y vio... 6.861 mensajes de un ícono que parecía ser un redondel con un tubo de teléfono dentro...
Colapsó. Apagó el celular y continuó buscando aves para alimentar hasta que alguien le recordara dónde puta vivía.
Rono se encuentra con el escribano Gantz en la calle y le cuenta que estubo mucho tiempo enfermo, que no tenía dónde ir, que no tenía dónde quedarse, que no tenía dónde estar, que no tenía ni idea de lo que estaba hablando...
El escribano lo escuchó pacientemente, y luego se alejó, apurado.
- Nos vemos -se despidió Gantz- mandáme un wasap.
- ¿Cómo? -gritó Rono- ¿Un qué?
- Bajate la app en tu celular -terminó el escribano desde ya varios metros de distancia de Rono.
Ahora, Rono se quedó un instante parado mirando... un gorrión que picoteaba el asfalto. No le dio importancia. Pensó rápido...
A los 24 minutos dejó el pensamiento y metió su mano en el bolsillo. Sacó un billete de 100 pesos, otro de 4, uruguayo, una moneda canadiense, un boleto capicúa de 1981, línea 2, Centro-Rodeo de la Cruz, alimento para pájaros... ¡ahí recordó el gorrión!, fue a ver si estaba todavía. Estaba. Le arrojó un poco de alimento. El gorrión observó a Rono ladeando la cabeza nerviosamente a lo pájaro.
- Wasap -pió el ave.
Rono quedó de una pieza.
- Wasap -repitió Rono.
- Pí. Choto. Pí -dijo el gorrón y se alejó ffrrrrrrrrrr...
Rono quedó con lo del wasap, ¿qué mierda es eso laputamadrechenosénadahoy?
Volvió a su casa. No la encontró. Volvió de nuevo. Ni rastro. Se alejó caminando por la vereda en la tarde anaranjada de un lunes en el centro.
Una señora le pidió el asiento.
- ¿Qué asiento? ¡voy por la calle!
- Disculpe -dijo la señora.
- No importa. Wasap -respondió Rono comprensivo.
Su celular emitió un sonido acuático. Rono pensó que estaba transpirando el aparato. Lo observó y vio... 6.861 mensajes de un ícono que parecía ser un redondel con un tubo de teléfono dentro...
Colapsó. Apagó el celular y continuó buscando aves para alimentar hasta que alguien le recordara dónde puta vivía.