15. RONO HABLA CON EL EXTRATERRESTRE
Rono estaba contento. Sin ninguna razón aparente. Pero se encontraba a sí mismo mirándose la panza. El extraterrestre lo seguía a todos lados donde iba Rono, murmurando, suspirando, proyectando en hologramas fotografías tomadas cuando era un niño. Rono le preguntó si se sentía bien y cómodo aquí en la tierra, y Nont'gunna le decía que sí, que no se preocupara por él, que estaba todo bien y que le agradecía el haberlo traído desde el espacio exterior hasta acá para acompañarlo con la misión, con el experimento de los científicos. El doctor Barbui le había dejado una impresión un poco confusa, pero bueno, ¿no se lo puede tener todo en esta vida, no? Rono estuvo de acuerdo con el extraterrestre, y de hecho, lo invitó a que se sentaran en unas piedras que habían al lado del camino, en la sombra de un hermoso atardecer birmano. Se sentaron y Rono le pidió a Nont'gunna que le contara algo de su vida allá en Neptuno. El extraterrestre se aclaró la garganta, porque la tenía muy poco clara, debajo de la cintura, y comenzó a hablar, lentamente, como en suaves oleadas. Rono le escuchaba con los ojos entrecerrados, como siempre que algo capturaba su atención. El extraterrestre le dijo que había luchado para el ejército de Neptuno en la guerra de las galaxias, de George Lucas, allá por 1977 en años terrícolas, y que eso le había dejado una marca indeleble. Le mostró la marca. En el antebrazo derecho tenía un tatuaje de R2-D2, el androide enano que andaba siempre junto a C3-PO, el otro androide más alto de color oro, ese que no paraba de hablar nunca. Rono asintió con la cabeza, dando a entender que sabía de ello porque había visto la saga de Star Wars completa en Blue Ray apenas salió a la venta. El extraterrestre prosiguió su relato.
-Me tuvieron prisionero durante ocho largos días . Lo recuerdo muy bien. Me daban de comer una sopa y un pedazo de pan de cobre al día. Pero eso no fue lo peor, lo peor fue que me hicieron traducir documentos secretos para Darth Vader, el señor del lado oscuro. Y mientras yo traducía, pude leer que los planes del Imperio eran malos, muy malos, y que querían acabar con la oposición de los de la Alianza Rebelde y la República Argentina. Querían acabar con los Caballeros Jedi…
-¿En serio? ¿La República Argentina? -preguntó Rono intrigado.
-Sí -contestó Nont'gunna - Era la época de las fuerzas militares en ese país…
- ¡Ese país es de donde vengo yo! - exclamó Rono alarmado por semejante noticia -. Los militares arruinaron todo, desaparecieron treinta mil personas… Yo nunca…
- Lo sé, lo sé - aclaró el extraterrestre -, sé todo acerca del asunto ese. Fue una época desafortunada para tu país y su pueblo, lo sé.
- Y bien, ¿qué sucedió con eso después de esa guerra de las galaxias?
- Bueno, a mí me dejaron ir en libertad. Sólo tuve que cumplir con algo que me pidieron a cambio.
- ¿Qué fue?
- Bueno, tuve que hacer un retiro voluntario virtual.
- ¿Un retiro voluntario virtual? ¿Y qué puta es eso?
- Es una especie de rehabilitación que uno tiene que tomar online. Es para los neptunianos algo que insulta nuestra condición de planeta libre y neutral, como Suiza para ustedes; nosotros somos lo contrario a la dominación imperial, como los Estados Unidos de Norteamérica para ustedes, y no usamos internet ni ninguna de sus herramientas. En Neptuno dejaron de usar dispositivos visuales hace un montón de tiempo…
- ¿En serio, cuánto tiempo? ¿Qué utilizan para comunicarse de forma global entonces? ¿Tienen televisión en colores?
- No, no, dejamos eso para evolucionar hacia un sistema táctil. Todo se puede hacer mediante el tacto, nos comunicamos con los cuatro dedos. Por eso es que son largos y más gruesos que los de los humanos.
- Ah, ya veo, ya veo, creo que entiendo - dijo Rono con voz neutral -. Osea cuatro dedos, uno para cada cosa, ¿no?
- ¿Qué cosas?
- No sé, vos dijiste…
- Yo dije que usamos los dedos para obtener información cuando se toca algo, esa información viaja a velocidad del tiempo hasta nuestra cabeza y se mete en nuestro cerebro, que, a propósito, es cinco veces más grande que el de las personas humanas.
- Uhhhh bueeeno, el gran cerebro que tienen… Quisiera jugar una partida de ajedrez con el presidente de Neptuno a ver quién tiene el mejor cerebro. Pregúntale a Bobby Fisher…
- En fin, cuando cumplí 118 años me dieron la licencia para poder usar los vehículos, las naves interestelares, y viajar por el espacio exterior cumpliendo la labor de vigilancia, lo cual debe hacer todo joven de esa edad como requisito del estado. Así te encontré a tí, querido hermano.
- Ok. Entonces no existe ninguna razón para defenderse de supuestas hostilidades por parte de los hermanos neptunianos, ¿no es así?
- Claro que no, Rono. Claro que no.
Y mientras Rono cavilaba pensamientos, y el neptuniano decía estas palabras, sus dedos de la mano izquierda tanteaban buscando algo que tuviera filo o una punta afilada.
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