20130615

Aventuras de Rono vol. 3 [episodio 4]

4. LA PICADURA

Rono se encontraba cansado, agotado, descuajeringado, lobotomizado... varias cosas a la vez. Pero el perro le acercó una corona con media rodaja de limón en el pico. La bebió como una mamadera. Se enrulaba el pelo, se lo toqueteaba, sin querer en realidad...
Luego de la extraña entrevista fue aislado de la población, en las Filipinas, donde se suponía que debía dar testimonio de su excesivo uso del teléfono móvil. Andá a saber porqué puta, pero era así, pobre individuo este Rono...
Barbui planeaba algo y Rono, como de costumbre, lo desconocía, claro. Se estaba barajando la idea, junto con la ONU y la RUYTFGD, de que Rono donara sus bienes a una fundación, una organización sin fines de lucro, una organización sin fines de nada, bah... Y Rono especulaba con la dudosa maniobra de irse a las Bahamas con el perro y la negrita. El perro no quería.
- ¡Vas a ir laputamadre, vas a venir con nosotros!
- Nuo.
- Taquetereparió... ¡andá a estudiar entonces, andá!
El perro se sentó en sus patas posteriores con un manual Kapelusz y leyó la introducción del grueso libro. Lo apartó y sacó de la biblioteca el "Trópico de Cáncer" de Henry Miller.
Rono y la negrita se besaron y luego... Algo sucedió.
Una araña. Chiquita, de esas medio transparentes que uno no sabe si son jodidas o inofensivas. Rono decidió que era jodida y se escondió en la cocina, gritando: ¡matála, matá esa arañaaaporrfavorrr!
La negrita tomó el rollo de cocina y la atrapó, viva, y se la mostró a Rono.
- Cagón de mierda -le dijo.
- Andáte a la putaqueteparió -respondió Rono-. Sacála de acá.
La negrita se la mostró al perro, que la observó y movió la cola brevemente, aprobando el hecho. Luego se la manoteó y se la comió. Eructó y siguió leyendo.
Rono sostenía una escoba en una mano, en la otra un martillo, y tenía una máscara de soldar con la visera cerrada en la cabeza... además había consumido un poco de Raid, accidentalmente parece, y tosía y escupía...
Como las arañas siempre andan de a dos, la otra asomó por detrás de la máquina de hacer albóndigas. Rono insultó, trepó a la mesada, se metió en la alacena, gritaba, hablaba en idiomas extraños, estaba muy loco y muy cagado.
- Voy a hacer compras -le avisó su esposa.
- Comprá un matafuegos -pidió Rono, olvidándose de todo- Vi una llama en el calefón...
- Es el piluoto -le señaló el choco, sin levantar la vista de su lectura.
- ¿Qué piloto? ¿hay carreras?
- Idiota -murmuró el animal. La negrita salía con una bolsa. La segunda araña se metió en la habitación, Rono la vio.
- ¡Nooooooo laputamadreeeee!
- Caguón -soltó el perro. Rono le aplicó un puntapié.
Luego de 37 minutos, Rono encontró el pequeño arácnido y lo aplastó con una dentadura postiza que tenían de adorno, de muy mal gusto, y se obligó a tocarla. No pudo, no pudo.
LLamó al doctor Barbui.
- Quiero un traje, un traje de astronauta, completo, con casco y todo...
Barbui se negó y le colgó.
- Putamadre -se fastidió Rono.
Mientras tanto, la araña recobró el conocimiento, no estaba muerta del todo, y se encaminó hacia un zapato. Se metió en él. Rono nunca lo notó esto. Buscó otra cerveza. No quedaba limón. LLamó al celular de la negrita y sonó en el comedor.
- Peeeroseráposible...
El perro se fue a pegarse una ducha. Rono se recostó en el amplio sillón en posición fetal, un pulgar en la boca, y temblando como una hoja... Pronto se quedó profundamente dormido, soñando con un barman que le ofrecía bebidas y al cual le faltaban los dientes, Rono le preguntaba cosas al desdentado barman. Lo primero que le preguntó fue cómo comía.
- ¿Cómo como como? -respondía el barman.

Despertó ya de tarde, transpirando, se vistió, se puso sus zapatos y ahí, ahí sintió el pinchazo...

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