6. RONO METE CUERNO Y ES UN IDIOTA
A su regreso, Rono apreciaba las cosas con otra magnitud, con otra perspectiva, con otra mirada... y con otra mujer. A pesar de seguir casado con la negrita, Rono siempre necesitaba otros cuerpos, una aventura, un yogurt con cereales...
Asíque conoció una chica de la cual se enamoró y llevaba un romance secreto con ella. Martaza era su secretaria -aunque aún no se sabe con certeza el trabajo al que habían asignado al pobre infeliz-, y como su secretaria era bonita. Poseía ojos... a... ambos lados, orejas, nariz, boca, todo. Y a Rono le encantaba pero se sentía mal por serle infiel a la negrita, su esposa ex-muda.
El perro entró por la ventana y encendió el televisor y puso el programa de chimentos de Jorge Real.
Rono desenchufó la tostadora, convencido de que era el televisor. Después desenchufó el microhondas, la heladera y un secador de pelo.
Frunció el ceño, disgustado.
De pronto el perro fue y meó en la cartera de martaza, lo que enfureció más a Rono.
- ¡Laputaqueteparióandáteafuera!
- Vivimos en un séptimo piso! -replicó el perro.
Martaza era atractiva, linda de rostro y cuerpo. Le faltaba el dedo meñique de su mano izquierda. Una cuestión de negocios solía decir cuando alguien notaba que le faltaba un dedo y le preguntaba qué mierda le había pasado.
Es más, una vez, en la cola de un supermercado una señora se le puso tan densa con el tema que Martaza le terminó diciendo que lo había donado a un animal de granja.
Era una mina inteligente y despierta. Su libro favorito era uno de Borges que ahora justamente no me acuerdo cómo carajo se llama. Bebía sus tragos de la bombilla mientras Rono masticaba los hielos de los suyos.
Peligro -pensó Rono-y si me enamora y me corta el pelo y me hago más débil y toda esa historia... no. Mejor le digo que me voy a San Diego, California donde vive mi primo Yeyo.
A su regreso, Rono apreciaba las cosas con otra magnitud, con otra perspectiva, con otra mirada... y con otra mujer. A pesar de seguir casado con la negrita, Rono siempre necesitaba otros cuerpos, una aventura, un yogurt con cereales...
Asíque conoció una chica de la cual se enamoró y llevaba un romance secreto con ella. Martaza era su secretaria -aunque aún no se sabe con certeza el trabajo al que habían asignado al pobre infeliz-, y como su secretaria era bonita. Poseía ojos... a... ambos lados, orejas, nariz, boca, todo. Y a Rono le encantaba pero se sentía mal por serle infiel a la negrita, su esposa ex-muda.
El perro entró por la ventana y encendió el televisor y puso el programa de chimentos de Jorge Real.
Rono desenchufó la tostadora, convencido de que era el televisor. Después desenchufó el microhondas, la heladera y un secador de pelo.
Frunció el ceño, disgustado.
De pronto el perro fue y meó en la cartera de martaza, lo que enfureció más a Rono.
- ¡Laputaqueteparióandáteafuera!
- Vivimos en un séptimo piso! -replicó el perro.
Martaza era atractiva, linda de rostro y cuerpo. Le faltaba el dedo meñique de su mano izquierda. Una cuestión de negocios solía decir cuando alguien notaba que le faltaba un dedo y le preguntaba qué mierda le había pasado.
Es más, una vez, en la cola de un supermercado una señora se le puso tan densa con el tema que Martaza le terminó diciendo que lo había donado a un animal de granja.
Era una mina inteligente y despierta. Su libro favorito era uno de Borges que ahora justamente no me acuerdo cómo carajo se llama. Bebía sus tragos de la bombilla mientras Rono masticaba los hielos de los suyos.
Peligro -pensó Rono-y si me enamora y me corta el pelo y me hago más débil y toda esa historia... no. Mejor le digo que me voy a San Diego, California donde vive mi primo Yeyo.